Por Miguel Torán, CEO Professional Answer

 

Les reconozco que, como les pasará a ustedes, cuesta mucho hablar de temas económicos viendo el drama que están sufriendo miles de familias con esta pandemia que ni siquiera pueden velar a sus fallecidos, por no hablar de los fallecidos en sí, muriendo en muchos casos sin familiares cerca y ahogándose por la falta de medios materiales en nuestros hospitales.

Si son ahora los profesionales de Sanidad y de otros colectivos los que se están dejando la piel en ayudar lo máximo posible con pocos medios para salvar lo mejor posible dentro de la gravedad la crisis sanitaria, debemos ser los profesionales con alguna responsabilidad en empresas y organizaciones económicas los que nos organicemos ya para la crisis económica que se nos avecina.

Y es que no debemos olvidar que esta crisis va a traer graves consecuencias económicas para millones de personas, empresas y para los Estados en sí. Millones de Pymes y autónomos van a ver muy mermados sus ingresos y en muchos casos no va a ser un problema solo a corto plazo. Hay sectores económicos que no se van a recuperar en mucho tiempo. En el caso de España, país que depende del turismo (14% PIB) y Comercio (12% PIB) con 6 millones de puesto de trabajo en juego y donde la campaña entera se va a ver afectada, la caída de ingresos va a ser espectacular, y si a esto le sumamos el enorme gasto estatal que se va a producir por las ayudas extraordinarias a empresas y autónomos, más la pertinente bajada en la recaudación de impuestos y el terrible incremento de prestaciones por el paro no solo parcial, sino total, como veremos cuando fallen las contrataciones que salvan los números en cada periodo estival, van a dejar nuestra Balanza comercial y por tanto la deuda en niveles imposibles ni siquiera de imaginar previamente.

Al menos en esta crisis, y gracias a ser miembro de la Comunidad Europea va a contar con ayudas reales para casi todos. Todos los países en mayor o menor medida las tomaran, pero sin el respaldo en nuestro caso de Europa, la devaluación de la moneda y el problema de colocación de Deuda Pública nos colocaría en una situación absolutamente crítica. Me preocupan más los países que no cuenta con estas ayudas.

Dicho esto, hay miles de Pymes que van a ser arrastradas en menor o mayor medida a medio y largo plazo. Se van a salvar muy pocas. Incluso aquellas qué ahora puede pensarse que van bien, como es el caso de la agricultura y alimentación se van a ver muy afectadas. Pensemos que España puede perder este año entre veinte y veinticinco millones de turistas que consumen nuestros productos. O empresas de seguros de vehículos, por ejemplo, que, ahora ganan más al bajar los siniestros por la poca movilidad, verán recortados sus ingresos por la inmovilización de los Rent a Car, por la gran bajada en ventas de vehículos que se va a producir, por el aumento futuro de siniestros por el envejecimiento del parque de automóviles o por el aumento de devoluciones de recibos de clientes muy afectados económicamente. Y les podría seguir dando miles de ejemplos.

¿Y porque les hablo de hablo de ética en este artículo? Pues porque hay cientos de miles de empresas, especialmente del sector servicios que van a sufrir una bajada muy importante de ingresos que van a tener la tentación de beneficiarse de las ayudas ahora disponibles para conservar la mayor parte de beneficios posibles. Y es que en estos momentos no se puede hablar de beneficios sino de salir de esta situación ayudando a lo que de verdad es más importante: las personas, nuestra sociedad y el futuro de nuestro país. No es que no tengan derecho a pedirlas, es que es obligación de todos no hipotecar el futuro de nuestros trabajadores y el de nuestra sociedad.

Por tanto, propongo a los dueños y CEOs de las empresas tomar, como mínimo, estas medidas éticas:

  1. Luchar por salvar todos los puestos de trabajo. Personas por encima de empleados.
  2. Aplicar solo el ERTE como medida para salvar la empresa, no los beneficios.
  3. No dejar de pagar a proveedores. No trasladar el problema a los demás.
  4. Ser flexibles con clientes perjudicados. Renegociar contratos para ayudar a salvar sus compañías.
  5. Acelerar, en la medida de lo posible, nuevos proyectos e intentar que los que estén en marcha no se paren.
  6. Buscar alternativas de financiación interna o externa para extender estas medidas.
  7. Alinear a todo el equipo directivo para dejar claro cuáles son los objetivos.
  8. Promover nuevos proyectos. Aumentar el I+D. Estas son las ayudas que si se deben pedir. Dar prioridad a las que más medios humanos ocupen.

No son palabras, les pido que sean hechos. Desde estas líneas me comprometo el primero a cumplir estos objetivos en las 5 compañías que dirijo. Cuantos más seamos, mejor.

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